GOLDA
MEIR
Golda
Meir
(Meyerson),nacida
Golda
Mabovitch
(Kiev,Ucrania,
3 de mayo de 1898 – Jerusalén, 8 de diciembre de 1978), fue una
política,diplomática y, como estadista, la cuarta primer ministro
de Israel. Fue la primera mujer en Israel
y
tercera en el mundo en asumir tan alto cargo. Su política
intransigente y su estilo de liderazgo le valió el apodo de «Dama
de Hierro».
Antes
de ser jefa de Gobierno fue embajadora del Estado de Israel en la
Unión Soviética, ministra de Trabajo y ministra de Relaciones
Exteriores.
Fue
elegida secretaria general de Mapai en 1966 y se convirtió en líder
de la oposición, así como la primera mujer en dirigir un partido
político importante en Israel.Tras la repentina muerte de Levi
Eshkol, el partido eligió a Meir como su sucesora,asumiendo el cargo
el 17 de marzo de 1969.
Su
mandato estuvo marcado por las luchas internas dentro del gabinete de
coalición, con serios desacuerdos y conflictos. Finalmente Golda
dimitió en 1974, dejando la dirección a su sucesor, Isaac Rabin.
Golda
fue la séptima de los ocho hijos de los Mabovitch, una familia judía
tradicionalista —aunque no religiosa— y de condición muy
humilde,
radicada
en Kiev, actual capital de Ucrania y por aquel entonces parte del
Imperio ruso. Su niñez supo de penurias y sufrimiento: cinco de sus
hermanos mayores murieron de pequeños a causa de la pobreza y las
enfermedades.Su familia vivió en carne propia los pogromos
antisemitas que asolaron a los judíos europeos a principios del
siglo XX. En tanto su padre Moshé, un modesto carpintero, en 1903
decidió emigrar a los Estados Unidos en busca de sustento, dejando
atrás a la pequeña Golda de 5 años junto a su madre autoritaria, y
a sus hermanas: la pequeña Zipke, y su hermana mayor, Sheyna.
Golda
admiraba a esta última, que se había afiliado a círculos sionistas
socialistas clandestinos, castigados duramente por las autoridades
del Zar. Fue en ese mismo año que pogromos especialmente violentos
provocaron las protestas de la comunidad judía en Rusia. La pequeña
Golda, que contaba con sólo cinco años, quiso participar en las
protestas, pero la familia no lo permitió.
Con
el padre lejos y sumidas en la miseria, las cuatro mujeres se
marcharon a Pinsk —hoy Bielorrusia— a la casa de su familia
materna en busca de mejor suerte.El hambre era a veces tal, que las
pocas migajas alcanzaban a alimentar sólo a Tsipke. Golda Meir diría
años más tarde: «Siempre sentía demasiado frío por fuera, y
demasiado vacío por dentro». Cuando a todo ello se sumó el peligro
de que las actividades prohibidas de Sheine amenazaran a la
integridad de la familia, decidió la madre, en 1906, reunirse con el
padre, y la familia emigró a Milwaukee, Wisconsin.
Aquellos
duros primeros años, fraguaron el carácter de quien recibiera mucho
más tarde el apodo de «la mujer de hierro».«Llevo conmigo el
complejo de los pogromos, lo reconozco» —dijo— «mi recuerdo más
remoto es ver a mi padre tapando con tablas las entradas de la casa,
ante la inminencia de las hordas enardecidas». Según la propia
Meir, «si cabe una explicación al rumbo que tomó mi vida, es
seguramente mi deseo y determinación que nunca más tuviera un niño
judío que vivir semejante experiencia».
Durante
el tiempo que Moshé estuvo en los Estados Unidos pudo ahorrar el
dinero suficiente para reunir a toda su familia. Blume, la madre de
Golda, abrió una tienda de comestibles en el sector norte de
Milwaukee, donde la pequeña Golda quedaba al frente con tan solo
ocho años cuando su madre salía al mercado a comprar provisiones.
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